Odontofobia (parte VI)
La semana pasada vimos algunos posibles orígenes de la fobia
al dentista. Recordar que estas podían ser por el dolor, por
aprendizaje vicario, por la relación establecida entre dentista y dolor, por
condicionamiento clásico y por condicionamiento operante.
En el post de hoy veremos seis posibles causas más del origen de esta fobia. Recordar también que estas causas no son excluyentes, es decir, pueden darse varias al mismo tiempo.
En el post de hoy veremos seis posibles causas más del origen de esta fobia. Recordar también que estas causas no son excluyentes, es decir, pueden darse varias al mismo tiempo.
- Falta de comprensión o desconocimiento: pueden aparecer sentimientos de desconfianza que generan sensaciones de ansiedad al no entender la información que trata de explicar el odontólogo. En algunas ocasiones el lenguaje técnico y especifico hace que se genere desconfianza al no tener del todo claro qué es lo que va a ocurrir (muy relacionado con la pérdida de control a la que hacíamos referencia la semana pasada). Por ello es fundamental solicitar tanta información como sea posible y no quedarnos con la sensación de no entender lo que va a suceder.
- Por la falta de información, información errónea o información contradictoria que reciben de diversos medios: la carencia de información, o el hecho de que ésta sea incorrecta puede generar sentimientos de ansiedad y miedo en el paciente (muy relacionado con el aprendizaje vicario).
- Por razones estéticas: en ocasiones los pacientes posponen lo más posible la vista al dentista por las repercusiones estéticas que pueda tener a corto plazo. Si bien es cierto, a largo plazo las consecuencias estéticas van a ser positivas, pero el periodo de tiempo que dure el tratamiento, puede ser el motivo por el que la persona retrase la visita al odontólogo. En ocasiones puede no considerarse fobia como tal, pero si a este hecho le añadimos una experiencia traumática previa (por ejemplo, si un paciente que de pequeño llevó brackets, lo cual le supuso un problema con sus compañeros, pasados unos años tiene que volver a ponerse ortodoncia, lo más probable es que recuerde este evento y trate de buscar otras alternativas o, directamente, no acuda a consulta), esto si puede actuar como desencadenante.
- Por lo aparentemente “rudimentario y doloroso” del instrumental: el paciente puede anticipar sensaciones de dolor al ver y escuchar el material que se emplea en odontología. Una vez más, aparece un origen relacionado con el dolor que, como vimos la semana pasada, es la razón más evidente.
- Por variables individuales: además de todo lo visto anteriormente, también influyen aspectos individuales que hacen que la experiencia de ir al dentista se pueda convertir en un evento traumático: poder abrir poco la boca, marearse al tumbar el sillón, no controlar el reflejo de vomitar al introducir instrumental… Cada persona tiene ciertas particularidades que pueden hacer que, sin que haya ocurrido nada negativo previo, ir al densita suponga un motivo de preocupación.
- Por el desembolso económico: muchos paciente rehúsan de ir al dentista por el desembolso económico que ello supone, y cuando acuden, la mayoría de las veces tras mucho tiempo de demora desde el inicio de los primeros síntomas, lo hacen con ansiedad anticipatoria sobre cuál va a ser la consecuencia económica. Aunque este hecho no puede considerarse inicio de fobia como tal, sí que es un motivo de mucho peso por el que los pacientes dejan de acudir a consulta con la frecuencia que deberían.
La semana que viene veremos cuáles son los síntomas que indican la presencia de fobia al dentista para seguir completando así el análisis que estamos realizando de esta patología.
Si tiene alguna duda o consulta, como paciente o como
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