Odontofobia (parte VII)
En
uno de los primeros post estuvimos
viendo algunas de las características de la ansiedad y la relación que tenía
con la odontofobia. En el post de hoy vamos a ver cuáles son las distintas
maneras de verla en el paciente o, en el caso de ser nosotros los pacientes,
como poder identificarla.
La
ansiedad tiene cuatro tipos de respuesta: fisiológica, motora, cognitiva y
emocional. Cada una de ellas tiene unos componentes característicos. A continuación
vamos a analizar cada una de estas respuestas y cómo se manifiestan en el caso
de la odontofobia.
- Respuesta fisiológica: incluye todo los cambios involuntarios de nuestro cuerpo. Latidos fuertes del corazón, sensación de ahogo, respiración agitada, tensión muscular, dolor de estómago o sudoración son algunas de las maneras que tiene nuestro cuerpo para expresarse en el caso de la presencia de algo que puede provocarnos ansiedad, en este caso, ante la exposición al dentista. Tenemos que tener especial cuidado con estos síntomas por que pueden dar lugar a un ataque de ansiedad.
- Respuesta motora: son todas las cosas que hacemos, las más frecuentes son: agitación motora y mover una parte del cuerpo en forma de tic. Notaremos que hacemos las cosas más rápido, “vamos acelerados”, en la sala de espera o el gabinete realizaremos (o veremos que el paciente realiza) acciones como mover la pierna, tocarse el pelo, movernos mucho (como buscando algo), tocar objetos constantemente (sacar el móvil, mirar rápidamente las revistas...) o morderse las uñas.
- Respuesta cognitiva: son todos los pensamientos que se generan cuando estamos nerviosos y que anticipan o explican la situación. En el paciente aparecen pensamientos como: “estoy nervioso”, “no voy a ser capaz de ir al dentista”, “me voy a marear”, “me van a tumbar demasiado”, “al abril la boca voy a vomitar”, entre otros.
- Respuesta emocional: son los sentimientos que experimentamos: tristeza, malestar, frustración, nerviosismo, miedo, etc. El paciente tiene estos sentimientos, los verbalice o no. Es muy posible que no los verbalice, en muchas ocasiones por vergüenza. En ese caso, es positivo como odontólogo, hacer ver que nos hemos dado cuenta de la presencia de otro tipo de sintomatología y hablar de ello, que el paciente note la muestra de interés y decida confiar y expresar sus sentimientos.
En
el caso de observar alguno de estos síntomas en el paciente es importante
dedicarle un tiempo para indagar sobre el motivo de esta sintomatología así
como tratar de tranquilizarle con el objetivo de que la intervención sea más
fácil tanto para el odontólogo como para el paciente. Es fundamental no menospreciar la
sintomatología que veamos en el paciente o el motivo de ésta, sea cual sea.
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